Hoy nos sentamos al lado de Ivett Sandoval, quien llega para platicarnos con toda la frescura del mundo, el cómo fue descubrir su identidad y salir del clóset como mujer lesbiana. Desde sus primeras preguntas, su “doble vida” de adolescente, explorando el amor, hasta encontrar esos espacios donde ser tú no solo es posible, sino motivo de orgullo, Ivett nos comparte su viaje, sus miedos y cómo la comunidad LGBTIQ la ayudó a ser su versión más auténtica.
Primeros pasos: Una curiosa en un mundo lleno de preguntas
Desde niña, nos relata que sintió una conexión especial con otras chicas, aunque en su entorno era un tema “raro”. Imagina a Ivett, una chiquilla inquieta, preguntándose si tendría que “ser un niño” para gustarle a las niñas – porque, claro, era lo que todo el mundo decía en aquel entonces. En esos días, sin mucho acceso a información o ejemplos, el camino fue de pura intuición y autoexploración.
Adolescencia, amores y un “personaje” llamado Alexis
Al llegar la adolescencia, Ivett dio el primer paso hacia ser ella misma: ¡decidió presentarse como “Alexis”! Con un look que coqueteaba con lo masculino, y en un grupo donde todos la aceptaban como era, Ivett se sintió, por primera vez, cómoda para explorar su identidad sin disfrazar.
En ese grupo también conoció a una chica especial, y lo que comenzó como una amistad se convirtió en su primer amor. Ahí estaba ella, viviendo su primer romance, con esa mezcla de nervios, mariposas en el estómago y la emoción de empezar a entender quién era realmente.
Comunidad LGBTIQ+: cuando encuentras tu espacio
Ya en su juventud, conoció a una amiga que le abrió las puertas al “ambiente” LGBTIQ+. Fue una revelación en un mundo donde no necesitaba esconderse. Empezó a frecuentar espacios donde el ser lesbiana no solo era bienvenido, sino motivo de celebración. Y con eso, fue encontrando la seguridad para ser completamente Ivett, sin etiquetas ni escondites. “Ahí fue cuando dejé de necesitar parecer un niño para gustarle a las chicas”, recuerda Ivett con una sonrisa.
Esta relación le ayudó a sentirse más auténtica, pero también la expuso a prejuicios sociales. En su familia, hubo momentos de incomodidad, comentarios a escondidas y estereotipos sobre la “machorra,” que, aunque dolorosos, también reforzaron su sentido de pertenencia y autenticidad.
Uno de sus primeros lugares seguros fue “Lilith,” un espacio donde mujeres lesbianas y bisexuales comparten sus experiencias. Para Ivett, estos lugares son un respiro, una especie de refugio donde puedes ser exactamente quien eres, donde todos entienden sin necesidad de muchas explicaciones. Es el tipo de familia que escoges, con abrazos que dicen “aquí estamos, eres parte de nosotros.”
Ser visible, un acto de amor propio
Ivett sabe que las nuevas generaciones tienen algo muy valioso: más visibilidad, más redes de apoyo, y menos necesidad de esconder quiénes son. Hoy, existen espacios como “Lilith” y “La Comadre” en Ciudad de México, donde las mujeres de la comunidad y aliadas pueden ser auténticas desde el primer momento. Para Ivett, cada vez que alguien se acepta y decide vivir su verdad, el mundo se vuelve un poquito más inclusivo y mucho más interesante.
“Cuando era más joven, no había tanta información ni tantos espacios seguros, comenta Ivett. “Hoy me da gusto ver cómo la comunidad apoya a los más jóvenes a vivir su identidad de una manera auténtica y libre.” La experiencia de Ivett en esta primera relación la llevó a un nivel de autocomprensión que sería esencial para las siguientes etapas de su vida.
“Mi experiencia fue un proceso largo y muchas veces solitario, pero ahora veo cómo las redes de apoyo ayudan a muchas a vivir sus vidas de una manera auténtica desde jóvenes.” En su perspectiva, cada persona debe tener el derecho y la libertad de vivir su identidad plenamente, sin miedo ni limitaciones, y la visibilización de estas historias es esencial para crear una sociedad más inclusiva y empática.
Un mensaje para todos los que están en el viaje
Ivett cierra con un mensaje para las nuevas generaciones y los que aún están en el proceso de aceptarse:: “Disfruten su identidad, ámense tal cual son y no teman en buscar ayuda si la necesitan. La comunidad LGBT+ está aquí para ustedes, ¡para todos!”. Hoy, más que nunca, ser parte de esta comunidad es tener una familia elegida, donde el apoyo y la comprensión están garantizados.
Así que ya sabes, si aún te estás descubriendo o si ya estás viviendo en total autenticidad, en Es Personal un espacio de Punto Sero, estamos aquí para celebrar contigo. Porque cada historia de amor propio y aceptación es un motivo más para seguir creando un mundo donde cada persona pueda ser exactamente quien es.
Porque, como Ivett nos recuerda, en cada historia de amor propio y aceptación, reside la fuerza para transformar la sociedad y construir un mundo donde cada persona pueda ser exactamente quien es.
¡Gracias, Ivett, por inspirarnos y por recordarnos que todos merecemos vivir en plenitud!
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