Cada 28 de septiembre es Día Internacional por el Acceso al Aborto Legal y Seguro también conocido como International Safe Abortion Day; una jornada que nació de la campaña latinoamericana para exigir que la interrupción voluntaria del embarazo deje de criminalizarse y pase a ser reconocida como un derecho de salud pública.
Luego ahora, para muchas personas LGBTIQ+, la batalla por el aborto seguro implica un doble desafío: enfrentar leyes restrictivas y prejuicios dentro de sus comunidades o servicios de salud que no contemplan cuerpos diversos. Aquí te contamos por qué esto importa y qué puedes hacer.
El aborto en América Latina: cifras que duelen
- En América Latina y el Caribe cada año se estiman 6.5 millones de abortos inducidos.
- Más del 97 % de las mujeres en edad reproductiva viven en países con leyes restrictivas al aborto.
- Solo 1 de cada 4 abortos en la región es completamente seguro; la mayoría se hacen bajo condiciones menos seguras.
- Cada año, cerca de 760,000 personas requieren atención médica por complicaciones derivadas de abortos inseguros.
Estas cifras muestran algo claro: la prohibición legal no impide que haya abortos; solo empuja muchos de ellos al territorio peligroso, donde la salud, la vida y la dignidad se juegan.
¿Por qué especialmente para la comunidad LGBTIQ+?
En el acceso al aborto legal y seguro, las personas con cuerpos no normativos ya sea bajo el paraguas trans, no binarias, bisexuales o con diversidad corporal, enfrentan barreras que van más allá de las leyes restrictivas.
En muchas clínicas de salud reproductiva, el estigma y la desinformación provocan que se les niegue atención o se les exija “demostrar” que son mujeres cis para poder acceder a un procedimiento. Esta violencia institucional, disfrazada de protocolos, sigue dejando fuera a quienes no encajan en los moldes tradicionales.
El problema también está en el lenguaje. Muchos marcos legales y de atención hablan solo de “mujeres” o “embarazadas”, ignorando por completo a hombres trans y personas no binarias que también pueden gestar y abortar. Esta exclusión, aunque parezca técnica, tiene consecuencias reales: invisibiliza, borra y obstaculiza el acceso a un derecho fundamental.
Además, el estigma no siempre viene de fuera. Al interior de las propias comunidades LGBTIQ+ persisten prejuicios que repiten ideas como que “las personas queer no abortan”, generando silencios dolorosos, aislamiento y menos redes de apoyo. Muchas vivencias quedan fuera de la conversación por miedo a no ser validadas, y eso también es una forma de violencia.
Y cuando hablamos de personas migrantes, sin documentos o en situación de calle, el riesgo se multiplica. Quienes ya enfrentan exclusión social o legal tienen menos opciones, más obstáculos y mayores peligros si buscan un aborto fuera de las vías legales o en contextos clandestinos. Cuando además hay identidad trans o diversidad sexual de por medio, la vulnerabilidad se vuelve estructural.
¿Qué para cambiar? Propuestas urgentes
- Despenalización total del aborto sin excepciones, como medida de justicia reproductiva.
- Lenguaje inclusivo en leyes y protocolos de salud, que reconozcan a gestantes trans o no binarias.
- Capacitación con perspectiva LGBTIQ+ para personal de salud, para que no revictimizar ni juzgar.
- Redes de acompañamiento legal y emocional específicas para personas LGBTIQ+ que atraviesan este proceso.
- Difusión de métodos de aborto seguro respaldados por evidencia (como el uso correcto de misoprostol) y acceso a cuidados posteriores sin estigma.
Aunque muchas organizaciones se centren en VIH/ITS, AHF Latinoamérica y el Caribe tiene presencia en múltiples países y ofrece servicios de salud sexual gratuitos y confidenciales.
Si buscas acompañamiento, orientación u otro tipo de ayuda relacionada con la salud sexual —incluyendo derechos reproductivos— acércate a tus centros AHF locales. No estás sola, tu cuerpo merece cuidado y respeto.
Llegó la hora de que el aborto seguro deje de ser privilegio y pase a ser garantía para todes, sin importar género, orientación, identidad o estatus migratorio. Que el derecho a decidir, con dignidad y sin riesgo, sea una realidad en cada rincón de nuestra región.