Salud mental LGBTIQ+: El autocuidado también es resistencia
En un mundo que nos dice “no existas”, cuidar la salud mental no es un lujo: es autocuidado y resistencia. Para muchas personas LGBTIQ+, vivir con orgullo también implica lidiar con ansiedad, depresión o el miedo constante al rechazo. Y aunque se hable poco, el autocuidado es parte de la lucha.
Los datos son claros: el 58% de personas LGBTIQ+ viven con ansiedad o depresión, frente al 24% de la población general. No es casualidad. El entorno sigue siendo hostil. Todavía hay familias que expulsan a sus hijxs por salir del clóset. Todavía hay trabajos donde ocultar quién eres es una estrategia de supervivencia. Todavía hay gente que te dice que exageras.
Eso también duele, también enferma, y te aleja del autocuidado
Por eso es urgente ponerle nombre al cansancio. Al insomnio. A la tristeza que no se va. Y al silencio que a veces pesa tanto como el grito.
¿Qué podemos hacer para cuidarnos?
Primero, saber que no estamos solxs. Y que hay recursos que pueden ayudarnos.
Busca una terapia afirmativa, con psicólogxs que entiendan lo que vives sin juzgarte. Acércate a redes de apoyo donde puedas hablar desde la verdad. Existen grupos, espacios virtuales, colectivos. Pon límites digitales. Silencia cuentas que promuevan odio, transfobia, homofobia. La paz mental también se cultiva en el scroll. Y escucha tu cuerpo emocional. Si te aíslas, si lloras seguido, si piensas en hacerte daño, es momento de pedir ayuda profesional.
🚦¿Cuándo pedir apoyo profesional?
Usa este semáforo emocional como guía:
🟢 “Me siento cansadx pero funcional” → Revisa tu autocuidado básico. 🟡 “Lloro frecuentemente o me aíslo” → Acude con unx profesional. 🔴 “Pienso en lastimarme” → Busca ayuda urgente.
AHF está contigo
Si necesitas apoyo en salud mental o sexual, en AHF Latinoamérica y el Caribe podemos ayudarte:
✅ Pruebas de VIH GRATUITAS ✅ Apoyo psicológico con enfoque afirmativo ✅ Vinculación a tratamiento ARV en caso necesario
📲 Puedes contactarnos por WhatsApp, teléfono o DM.
Tu salud mental importa. No porque seas fuerte todo el tiempo, sino porque tienes derecho a estar bien. Y porque el autocuidado también es colectivo. Nos cuidamos mejor cuando lo hacemos juntxs.